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miércoles, 23 de junio de 2021

Drogas y zoociedad.

Los imumerables intentos de erradicar el cultivo, el trasiego, el suministro y el consumo de drogas en latinoamericana ha fracasado estrepitosamente. Cada una de las estrategias de combate que ha implementado el Estado las obtura el ejército. Cuando se han llegado a desmantelar cárteles se altera de forma grave la economía de las comunidades que sumidas en la pobreza que se forma paupérrima  subsisten económicamente de programas clientelares como Progresa o directa o indirectamente, de actividades relacionadas con el crimen organizado. La producción agropecuaria y la cría de aves y ganado son propiedad de las grandes industrias que en su mayoría reciben recursos públicos y generan empleos insuficientes y mal pagados. La pobreza y la marginación obliga a migrar hacia a la frontera norte, desintegrando familias y exacerbando los conflictos sociales derivados de la ruptura del lazo social, mientras las autoridades Estatales y Municipales proponen soluciones ingenuas a problemas hipercomplejos, tratando de atenuar su ignorancia supina a través discursos que solo apaciguan a sus bases clientelares con actos vulgares de simulación y generando programas tan alejados de la realidad social que al tratar de aterrizarlos solo representan un dispendio enorme de recursos.

Siendo franco, si yo estuviera atado a esta desoladora realidad también me la pasaría drogado. Esta declaración explica que la demanda de drogas muestra un crecimiento sostenido, la política social genera beneficios para algunos, enojo y frustración en otro sector y desesperanza la mayoría en la población.

En materia de seguridad coexiste la colisión y la torpeza. Las policías municipales, en su mayoría improvisadas sirven a los intereses del narcotrafico y a sus propios intereses haciendo presa a la población de los actos más infames de corrupción. Ante las decenas de cadaveres que despuntan con el alba cualquier retórica mesiánica se colapsa bajo el absoluto que representa la muerta en consciencia colectiva de los pobladores, los cadaveres son abandonados frente a las funerarias para que los civiles al no tener otra opción se hacen de sus propias fosas clandestinas. Augusto Pinochet oscuro personaje de la dictadura chilena aseguraba que la desaparición dejaba una profunda herida que jamás cerraría y que impediría el progreso nacional pues ese tipo de resentimiento perpetúa el odio y la división, las anécdotas relatan que después de ejecutar a sus adversarios, entregaba el cadaver a sus familiares con una breve consigna “su hijo fue ejecutado por sedicioso” su pragmatismo puede ser calificado de perverso, pero comparado con México, nación de desaparecidos que en su geografía existen más fosas clandestinas que Iglesias católicas, que en terrenos casi inaccesibles se observan peregrinaciones se madres desesperadas y abatidas que arañan la tierra hasta descarnarse los con la esperanza de encontrar a sus seres amados, mujeres invisibles para las autoridades que en su indolencia son capaces de confundir y contaminar las muestras de ADN, muchas de ellas irrecuperables. 

La muerte es una huella indeleble en la mente de los sujetos, en algunas localidades te puede sorprender un cuerpo desmembrado a la vuelta de la esquina, incluso se han descrito casos de niños jugando fútbol con cabezas humanas. La omnipresencia  de la muerte generan un estado de desamparo colectivo que está alterando la subjetividad y la vida emocional de los sujetos. La alta posibilidad de morir mañana alimenta en el Ser Humano el espíritu de inmediatez y ante un cadaver sometido a tortura, sin la presencia de alguna institución que no se encuentre bajo sospecha de colisión, la elección del sujeto radica en tomar un cuerno de chivo y apropiarse de su muerte o pagar derecho de plaza, ser levantado, torturado y morir ejecutado. 

El horizonte Adictólogo en estas zonas es distinto, el consumo que manifiestan los sujetos que respiran desesperanza en mayor proporción usan marihuana para controlar la ansiedad y cocaína para los momentos que tienen que ejecutar o defender la plaza. Se ha observado que estos individuos desarrollan componentes sociopáticos como un mecanismo adaptivo  para contender la angustia y ejecutar actos antisociales. En gran medida precipitan su aniquilación en busca de la realización del único destino que les ofrece una salida digna que la apología del narco enaltece, morir con un cuerno de chivo entre las manos y que se evoque su memoria a través de un narco corrido, ese anhelo que se expresa frecuentemente es el gesto que le otorgaría un sentido ineludible a su existencia.

El narco es una construcción social idealizada, sin embargo la inmediatez configuró al traficante en grados descendentes, el fondo de la pirámide son los burreros quienes tienen un valor menor al un peón. En cada nivel de la cadena alimenticia, vada integrante debe tener conciencia que sólo es un producto perecedero. La violencia con la que se ejerce la jerarquía debilita la individualidad y acaba con la autonomía. El sistema de jerarquías es el que otorgan el valor relativo a la existencia del integrante, tu vida le pertenece a la organización y la sobrevivencia al azar que en gran medida está representada por la Santa Muerte. 

Los sicarios deben de asumir que para ser certero al enfrentarte a un igual que alberga el mismo deseo de aniquilarte el primer paso que debes dar es la renuncia a la corporalidad: este ritual inicia recibiendo golpizas despiadadas por los propios miembros de la organización, le siguen los tatuajes, excoriaciones, abuso de alcohol, tabaco y drogas hasta que se viven como un cuerpo caído, un organismo abandonado en el que reina el silencio emocional, que no expresa apegos ni evoca recuerdos. La única voz que le ladra al oído es la de la incertidumbre cotidiana, un desierto sin asideros, cuya única certeza es la impredecibilidad  de la catástrofe, que por grave que sea se enfrentará sin tragedia pues los caídos no son ni valen nada.

Bajo la lógica predominante  capitalista, que se comunica a través del lenguaje de la especulación obliga al sujeto a apostar, manipular y obtener el máximo beneficio económico en el menor tiempo posible, valiéndose de cualquier recurso, incluida el traición. Es común que a la primera oportunidad que se cuenten con condiciones objetivas y subjetivas, al interior de las organizaciones crimínales, asesinar al Patrón es la historia natural de las organizaciones criminales. La ejecución, sin lugar a dudas, representa el acto parricida clásico descrito por Freud y ampliado por Lacan. El asesinato del Patrón/Padre responden al supremo instinto dominado por el odio y resentimiento. Desde la fantasía, la planeación y su ejecución el goce domina y calcula la realización. Aniquilar al Padre  es abolir la ley que lo condena a no pertenecerse, que lo somete a la prisión de someterse al cumplimiento de su voluntad. Obedecer al Patrón significa asumir lo impredecible y que la muerte sea su única pertenencia. Arrancarle las entrañas y reducirlo a materia inerte  le regresa la vitalidad a su propia materia. La sangre entre sus manos lo humaniza, le confiere el poder de recobrar su libertad, reconstruir su vida emocional, reorganizar sus apegos y sus recuerdos y el Triunfo edipico los simboliza apropiarse de todo aquello que en algún momento le perteneció y que por derecho hoy puede enajenar: llámese poder, controlar el destino y la vida de otros, disponer del dinero, disfrutar de sus propiedades e incluso sodomizar a sus mujeres.

Estás dinámicas hacen que la paranoia adquiera elementos altamente volátiles al interior de cualquier organización criminal. Entre más bajo sea el estrato, hasta el detalle más intrascendente hace que detonen estados psicóticos delirantes que concluyen en masacres como la de Minatitlán.

Este marasmo proveé desde los goces más sublimes y discretos hasta los más grotescos y perversos. Es imposible analizar el fenómeno de la delincuencia organizada en México desde la moral ya que desde su gestación surge como un fenómeno reivindicativo a las condiciones de abandono y extrema pobreza que la dictadura despótica subestimo y abandonó a la extinción natural, simplemente el Estado estaba ausente o un órgano de explotación y abuso. 

Freud en El Porvenir de una Ilusión postula que ante el fracaso de la cultura se  pierde la fuerza para imponer el carácter coercitivo los instintos, se disuelve la capacidad de prohibición y se manifiestan los instintos más antiguas y primitivos. Las prohibiciones que tienen su origen el inicio de la cultura, a través de leyes representadas por un Tótem que simbolizaba al padre, se instauraron prohibiciones y castigos que cohercionaron al individuo para que formara mecanismos de reprensión que lo desligaran del estado animal primitivo que amenazaban la cultura, de los cuales los más destructivos son el incesto, el canibalismos y el homicidio. En la degradación cultural mexicana, nada impide la satisfacción de estos deseos, el funcionamiento primitivo en algunas poblaciones han mostrado que ante la familiaridad con la muerte nada les impide enfrentar al ejército, tienen clara conciencia que de no hay diferencia del cañón del que provenga la bala que realice su deseo. Ante este mercado de placeres enajena discrecionalmente el derroche  de los goces. Nada tiene sentido, la vida es solo instante, la única elección es que sea de sufrimiento, hincado con una bala en la nuca o dejándote llevar por los instintos primitivos que imponen un espacio sIn memoria, sin ley, sin significado ni juicios, en un tiempo fugaz que, a través del consumo de drogas detiene la vorágine de la destrucción, otorga una pausa y por un instante previo a que cualquier giro del azar realice el deseo oculto de morir significado a su efímera existencia.



lunes, 21 de junio de 2021

El Sujeto frente a las drogas.

Cada día incrementan los reportes de muertes asociadas al abuso de drogas y las demandas de atención en urgencias y terapia intensiva. Los pacientes en su mayoría tienen entre 14 y 16 años, con una proporción mayor de mujeres. La mayor parte de los casos muestran una grave intoxicación por alcohol, más dosis letales de dos sustancias de abuso, en general cocaína y derivados anfetamínicos. 

Ante el drástico cambió del horizonte adictológico debemos reconocer que confluyeron una serie de cambios sociales que alteraron profundamente la construcción social, lo que generó la mutación del fenómeno y lo hizo peligrosamente virulento. Hoy el adicto es un policonsumidor, consume hasta cuatro drogas distintas de forma cotidiana a altas dosis. No existe una diferencia  estadísticamente significativa a lo que respecta a la variable de nivel socioeconómico, lo que significa que no es un flagelo atribuible a la marginación.

Si nuestra sociedad abortara la moral guadalupana, en definitiva podríamos advertir que se están asentando los cimientos de una era dominada por el consumismo, la voracidad insaciable y la inmediatez. La realidad se colapsó bajo el peso de las Fake News y, frente a la desconfianza como norma, no existe ideal que no se haya derrumbado o esté al borde del colapso.

El frenesí del consumismo ante el efímero placer de los satisfactores, provoca que la compulsión sea el instinto que domine la elección de la conducta. El claro ejemplo son los dispositivos inteligentes, poseerlos emerge como una imperiosa necesidad cuya satisfacción no admite demora, la magia se extingue tras el acto de poseer, el objeto pierde la capacidad de generar satisfacción y la nueva versión, cuyos cambios son mínimos evocan el Mito de Sísifo.

A la compulsión sin saciedad, Freud le confiere el carácter de un placer negativo. La era que empieza es como ingresar al tercer círculo del infierno. Al ser la satisfacción imposible la presencia de una angustia desbordada y sin sentido hará que las adicciones se reproduzcan como el moho: adicción a los videojuegos, adicción al trabajo, adicción al sexo, adicción a las relaciones destructivas, adicción a los carbohidratos, adicción al deporte, adicción al tabaco, adicción al alcohol y adicción a las drogas.  Este  punto es altamente relevante pues los estudios neurofisiológicos especifican que sólo aquellas sustancias que alteran las vías de recompensa son capaces de generar auto administración compulsiva, sin embargo todo aquello que el sujeto le confiera propiedades de objeto adictivo activan lo que Freud denominó compulsión a la repetición. Se actúa aquello que el sujeto no recuerda pero no ha olvidado y por supuesto no ha reprimido. 

Las drogas son el objeto artificial psíquico ideal. La primera pulsión en expresarse es Eros, su naturaleza desciende como una brisa fresca y suave, su esencia entraña una ilimitada capacidad erotica, bajo las delicias que su suave canto inspira, congrega, une, concilia y confiere fuerza y valor creativo.  La cara agazapada la representa Thanatos, siempre en las esquinas como las serpientes, impredecible, leal a su naturaleza mortífera e impredecible, su ataque es artero y a una velocidad tras la cual no sabes lo que te sucedió y solo te queda el dolor y la certeza ineludible que tú eres el único responsable de la autodestrucción que lentamente y alargando el dolor acertará tras un infarto la disolución de tus emociones o tras un derrame cerebral el exterminio del pensamiento y la palabra. La sustancia Thanatica tripula la potencia farmacológica que a punto de alcanzar niveles letales, congrega la pulsión de muerte, evoca recuerdos infantiles dolorosos, reaviva la angustia de abandono,  sumerge al pobre diablo moribundo a la reedición del dolor ejercido por sus padres sádicos a los que fantasmagóricamente satisface al darle cumplimiento a las maldiciones que lo condenaron como un ser insuficiente, incapaz siquiera de alcanzar el fracaso, anulándolo y condenándolo a vivir siendo nada, algo menos que un fantasma. Sobreviene la aterradora exuberancia de la certeza paranoide, La ley le persigue para castigarlo y aún, en medio de este infierno paranoide, con la certeza de la muerte  cuestas, el sujeto nacionalizado en la inmediatez es incapaz de detener la administración compulsiva de la droga. Las personas que le rodean, lo viven como nada, poco les vale que viva o muera. 

En medio de este tormento consume alcohol para atenuar los efectos neurovegetativos de los estimulantes. El adicto, prisionero de su compulsión ya agotó todas las vías conocidas de administración: inhalar, fumar, inyectarse e introducir la droga vía rectal. Hay que resaltar que desde la primera administración existen una estrecha relación entre la droga y el dolor, los hidrocarburos y los ácidos que  la componen erosionan los tejidos, irritan, congestionan y laceran. El daño y el dolor son inseparables, lo que constituye el acto de drogarse en un ejercicio perverso, masoquista, relacionado con la mortificación y el aniquilamiento del cuerpo. 

Llega un momento en que las drogas saturan todos los receptores neuronales y es imposible incrementar el efecto de la sustancia. La autoadministración compulsiva aún así no se detiene y lo único que incrementa es el dolor: aparecen cefaleas que rápidamente se convierten en migrañas, dolor retroocular, opresión pectoral, taquicardia, arritmias, dificultad para respirar, mareo, confusión, reflujo y náusea, vértigo severo e incapacidad de mantenerte en pie. Sin control de ninguna de las funciones, el individuo se entregas a la agonia. Pero la potencia devoradora del deseo de aniquilación le ordena una dosis más. El último remanso de la consciencia o el instinto de supervivencia le suplica “ya no más” pero la administración se repite, en automático, sin saber, sin palabra, sin voluntad el individuo, emplea sus últimas fuerzas y se torna voraz, francamente deshinibido expresan sin pudor lo más íntimos de sus pulsiones polimorfas abismándose en locura. 

En la recta final del camino hacia la muerte, el conjunto de fuerzas que se resisten a la muerte y preservan la vida que se agotan, interponen resistencia para humanizar al individuo y lo sitúan por unos instantes en ese sitio, seguramente situado en algún lugar del cíngulo con conexiones hipocampicas que Freud nombró Nirvana. En sus últimos instantes, el ser cuya intención jamás fue precipitar su muerte, sino huir de lo insoportable, ve realizado su deseo: percibir la ausencia del malestar, del dolor y el sufrimiento. El vacío que lo atormentaba y que en vida fue  incapaz de sostener se disipa. La materia biológica que sostiene sus funciones biológicas se desnaturalizan bajo la acción del fenómeno conocido como muerte. Tras la reducción del flujo sanguíneo cerebral experimenta un sensación de desdoblamiento, las vías encargadas  del dolor dejan de transmitir y la sensación de disolverse transcurre lentamente hasta consolidar la inexistencia. 

Ante esta nueva era que nos adentrará en el frenesí del tercer círculo del infierno, basándome en mi experiencia clinica, el análisis de casos de otros colegas y en observación que sólo pueden sólo pueden ofrecer observaciones anecdóticas de la conducta de los  adolescentes, me atrevo a sostener, que voluntad al estar dominada por la compulsión de consumismo, no permite la representación de la e la vida y la muerte en el inconsciente, por lo que el suicido es un riesgo carente de significado. Cuando el frenesí del consumo y la certeza de la imposibilidad de ser saciado persigue a los ciudadanos del Tercer círculo, son presas de la velocidad, fustigados por la inmediatez y la incapacidad de aplazar la satisfacción acceden a los tóxicos con el deseo que el mundo se detenga y que todas aquellas exigencias que la voracidad le demandan llenar el vacío que crece abismalmente  encuentren asidero en el objeto artificial psíquico perfecto.

Por último ante el colapso de la credibilidad y la confianza, la posibilidad eficaz que propongo es que el varón se haga cargo de reconstruir su masculinidad, sin temor al inevitable enfrentamiento feminista, se afirme con el Padre, ejerza la ley, imponga el retraso a la obtención de la satisfacción inmediata y a través de una presencia constante pueda discernir un rapto de locura e interponerse.



viernes, 22 de enero de 2021

Pareja Celosa

Con respecto a los celos, debemos considerar que cuando uno de los miembros de la pareja los manifiesta, nos encontramos frente a una “pareja celosa”, es decir que estos sentimientos no son patrimonio de uno de sus integrantes, sino que forman parte indisoluble de la pareja y de su interacción. Lo que sostengo es que los celos son un problema de dos, se juegan dentro de un vínculo con la participación de ambos miembros. Si bien uno de sus componentes puede (conscientemente) sentirse molesto u ofendido por los celos del otro, en el sistema inconsciente existe la gratificación de que alguien esté preocupado por sostener ese amor y con tanto miedo de perderlo.

Según Grinberg (1985), en la situación de celos, uno de los rasgos especificos es el sentimiento de humillación que invariablemente lo acompaña, debido al agravio que representa para la propia confianza y seguridad. La persona celosa cree profunda e inconcientemente que si no es amada, o le parece no serlo, es porque no es digna de ese amor. Suele reaccionar con furia y agresión para encubrir y contrarrestar sus sentimientos de humillación y culpa y la vivencia de carecer de cualidades y valores suficientes para merecer dicho amor. El peligro del abandono y la amargura del desamparo refuerzan, e incrementan el mecanismo proyectivo por el cual intenta aliviarse, odiando y condenando a su pareja o, en forma más desplazada, a su rival. La maldad, los defectos y la culpa se ven en el otro y se lo condena implacablemente por ello.

Domingo Caratozzolo

lunes, 18 de enero de 2021

SARS CoV 2, ansiedad y depresión


Parece incontrovertible que la pandemia está repercutiendo en la salud mental de numerosas personas en los países occidentales. Un metaanálisis publicado en Psychiatry Research afirma que la actual situación impacta a corto plazo en el estado de ánimo de la población, y sin importar el género, el grupo poblacional o la región en la que se habite.

Estudios previos, hace años, habían comprobado igualmente que los brotes de enfermedades infecciosas pueden asociarse con síntomas y trastornos tales como depresión, ansiedad, estrés postraumático o insomnio, tanto en los propios afectados, sus familiares, los trabajadores sanitarios o en otros miembros de sus respectivas comunidades.
También se ha acreditado que cuadros de estrés agudo y síntomas depresivos aumentaron significativamente en Estados Unidos correlativos al aumento de la mortalidad por COVID-19. En España, asumiendo que oficialmente ha muerto uno de cada mil ciudadanos, resulta casi imposible encontrar a alguien que no haya experimentado el daño de la epidemia en su propio entorno familiar o laboral, cuando no en primera persona.
También la información con tintes dramáticos sobre el COVID-19 que transmiten los medios de comunicación puede suponer un factor estresante secundario, asociado con el estrés agudo y los síntomas ansioso - depresivos.
Los humanos, a diferencia de otras especies, vivimos en gran medida calibrando las expectativas de futuro, intentando anticipar y planificar lo que ocurrirá más adelante. Cuando las incertidumbres sanitarias y económicas son tan altas como ahora -fruto de un fenómeno disruptivo en la historia reciente-, se agudiza la sensación de falta de control, y de ahí que aparezca en muchas personas sintomatología mental en el espectro de la depresión y los síndromes de ansiedad.
En resumen, la pandemia está mostrando una amplia capacidad de producir daño en el estado de ánimo de numerosas personas, hasta el punto de que hay quien ha afirmado que sentirse deprimido hoy día es más lógico que patológico y esa postura es crítica pues la ansiedad y depresión pueden volverse crónicas.
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viernes, 15 de enero de 2021

Certeza ante la muerte y el cambio: SARS CoV 2

Existen dos certezas en la vida: el cambio y la muerte. Todo en la naturaleza está en constante movimiento y hasta las inmensas galaxias  se apagan y mueren. 

 

El 2020 nos representa una ruptura epistemológica. Esa inflexión dinamitó la “normalidad” la cual jamás volverá a existir. Los paradigmas a través de los cuales nos afianzabamos en el presente y pronosticábamos el futuro estallaron en pedazos. Presenciamos la reconversión financiera e industrial. Cualquier constructo de certeza se colapsó. Regresamos a lo simple y los afortunados aprendimos a deslizarnos en la incertidumbre. Nos enfrentamos a desafíos inéditos bajo la presmisa de estar alerta, interpretar la velocidad con que se manifiestan las variaciones del medio, generar las mejores posibilidades y condiciones de adaptación frente a escenarios ante los cuales no existe experiencia ni preparación alguna. 

 

La siguientes características están presentes y son comunes en el personal de salud que mostraron resilencia en primera linea de combate al SARS CoV 2 durante el 2020.

 

 

Amplia capacidad de confrontar la realidad.

 

Uno de los recursos más peligrosos a los que nos podemos aferrar es a una expectativa de que la situación actual va a cambiar.  Los falsos horizontes en un momento tan volátil sólo alimentan la frustración y desmotivación. Admitir que no lo sabemos todo y que hay múltiples escenarios nos permitirá crear espacios para desarrollar nuestra capacidad de adaptabilidad, creatividad e innovación.

 

Espacios libres de conflicto y soltar.

 

La presión no es sostenible por tiempo indefinido y probablemente durante el 2020 estuvimos más presionados que nunca. Las personas que no mostraron alteraciones son aquellas que tienen la capacidad de separar su trabajo de su realidad y en su realidad convergen la familia, amigos, pasatiempos, pertenencia a grupos de apoyo (tradición religiosa, grupos de autoayuda, psicoterapia, etc.) y, sobre todo, un sentido de su labor, un sentido de vida. Todos ellos establecían fronteras saludables que les permitían crear límites entre su vida personal y laboral, ello fortalecía la resilencia, le daba la capacidad de adoptar nuevos hábitos y expulsar la paralisis del exterior.

 

Permanente capacidad de anális y aprendizaje.

 

La vida se ha vuelto más lenta que nunca, la cultura, nuestras relaciones y el mundo organizacional contrajo precedentes y la frustración y el tedio desgastaron a muchos sujetos. Las personas resilientes procuraron mentalidades de aprendizaje, como los marineros, se mantuvieron ocupados para no quedar tripulados por la infodemia. Permanecer concentrados nos permite desarrollar habilidades de adaptación e incrementar nuestro rendimiento.

 

Analizar nuestras creencias morales, nuestro potencial, nuestra pasión, nuestra compasión, nuestro nivel de bienestar, influencia, miedos, valentía y hábitos alimentará la resilencia lo que nos dará la capacidad de asumir que jamás volveremos a ser los mismos.

 

Recuerda que estos  3 pilares te ayudarán a cuidar más de ti, a reconectar con lo que es realmente importante, a hacerte responsable, a recuperar tiempo que solemos perder por falta de enfoque y a vivir con más paz, confianza, compromiso y entusiasmo.


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