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jueves, 18 de noviembre de 2010

Divorcio. Parte 2: Frente a frente



¿Porqué voy a creer yo en el amor
sí no me entiende no me comprenden tal como yo soy?
¿Porqué voy a creer yo en el amor
 sí me traiciona y me abandona cuando mejor estoy?
No sabemos muy bien entre tu y yo
y aunque parezca no tienes la culpa la culpa es del amor.
Tonino Carotone.

A forma de contextualización del blog previo, podemos sintetizar a modo de conclusión parcial que las parejas humanas establecen relaciones triangulares, justamente por esta conformación, lo que al principio de la relación pareció atractivo del otro, se vuelve detestable sí el deseo no compensa de manera suficiente la ambivalencia original que surge ante las crisis de la pareja.

Como recibí en algunos comentarios, analizar los motivos y deseos conscientes e inconscientes que nos unen ó separan, nos estabilizan ó destabilizan, al formar una pareja, implica demasiados aspectos teóricos. Ante esta situación para establecer un plantemiento teórico que dirija la búsqueda de

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Divorcio. Parte 1: ¿Pareja?






We´ve been throught this such a long long time
just tryin´ to kill the pain
but lovers always come and lovers always go
and no one really sure who´s lettin´ go today
walking away

I've been working on a cocktail called Grounds for Divorce
Elbow

En el libro del Génesis Rabba se alude a Adán como un ser andrógino con cuerpo masculino y otro femenino unidos por la espalda. Según algunos textos hebreos Lilith fue la primera mujer creada por Dios para ese ser andrógino (indiferenciado, perverso y polimorfo) y al exigir condiciones de igualdad es castigada por Jehová al “divorciarse” de Adán. En su segundo “matrimonio” con Eva, Adán no corre con mejor suerte y ambos son expulsados del “paraíso”. 

Desde la comprensión de Adán como un ser polimorfo, pasando por el rechazo de Lilith al oponerse a la ofensa que implicaba la negación de su deseo y Eva que representa asumir su deseo (“tentación”) se complementa una alegoría que muestra la integración del individuo con deseos homosexuales y heterosexuales hasta la manera en que incorpora en su vida relaciones de pareja y también la disolución.

Los eufemismos como divorcio, separación, “romper”, “cortar” o terminar hacen alusión al mismo fenómeno humano de la diferenciación, se corta la parte propia, femenina o masculina al elegir un objeto predominante de deseo sexual, y la disolución de la relación de pareja, en la que se corta el deseo narcisita de Ser el otro a través de poseerlo. 

Hay quienes, al separarse, parecen renacer; otros se desquician o se deprimen hasta el grado de la “locura” y el sucidio. Otros se mantienen estables, como sí nada hubiese sucedido, a pesar de la gravedad de los conflictos. Hay quienes después de un divorcio no se vuelven a “casar” y mantienen relaciones “superficiales” o simplemente se tornan asociales, otros repiten los mismos conflictos, y los menos, son aquellos que encuentran estabilidad en su(s) nueva(s) relación(es) de pareja(s).

En el Mito de Adán se reproduce la visión psicoanalítica que arguye que en toda relación de pareja se producen triangulaciones con los objetos de deseo inconscientes del sujeto:


Adán – Lilith – Jehová
Lilith – poligamia – Adán
Eva – deseo – Adán


y así podríamos seguir formando triángulos en base a la interpretación de los motivos eróticos de cada uno de los personajes

Los triángulos "amorosos" siempre existentes en una relación humana representan temor o celos. En una relación de pareja siempre existe la fantasía de un tercero, un “temor idealizado” consciente o inconsciente, de que alguien sea más satisfactorio a la pareja sexual y por lo tanto ser abandonado. Existe también la otra fantasía de relación con una persona distinta de la propia pareja “un trío” en la cual el sujeto es cortejado por dos miembros del sexo opuesto, no existe competencia y nadie es abandonado. Según esta geometría en cada cama coinciden seis amantes (Freud señalaba cuatro): la pareja, sus respectivos rivales edípicos y sus respectivos ideales edípicos inconscientes. Para Kernberg la tendencia a seducir y excitarse constituye una peculiaridad fundamental del deseo erótico que trata de vencer las barreras de algo prohibido experimentando como “pecaminoso” o “amoral”. En síntesis, la cama es la arena donde se baten en una orgía los deseos conscientes e inconscientes de una pareja.

Ates de abandonar este desfile de alegorías fantasmagóricas. Debemos puntualizar la unión de una pareja en el momento de la elección y también el origen de la fractura cuando se descubre que el otro no es como se esperaba:

“El otro no es el padre cariñoso ni la madre buena anhelados sino, por el contrario, una de las figuras amenazadoras de la infancia”


“El otro no es un cajero automático que da rienda a mis deseos voraces y mis fantasías infantiles”


“El otro no me golpea y me rechaza cómo es mi deseo sádico inconsciente”


y así podríamos seguir formando triángulos en base a los deseos no satisfechos o reprimidos de cada miembro de la pareja.

Dicks describió los principales rasgos de la colusión aunque el concepto fue desarrollado más tarde por Jürg Willi, quien sintetiza en los siguientes puntos las características de esta:

1. La colusión significa el juego conjunto no confesado, oculto recíprocamente, de dos o más compañeros a causa de un conflicto fundamental no superado.

2. El conflicto fundamental no superado actúa en distintos papeles, lo que permite tener la impresión de que uno de los miembros es lo contrario del otro, pero se trata meramente de variantes polarizadas de lo mismo.

3. La conexión en el conflicto fundamental similar favorece, en las relaciones de pareja, los intentos de curación individual, progresiva, (supercompensadora) en un consorte y regresiva en el otro.

4. Este comportamiento de defensa progresivo y regresivo produce, en parte importante, la atracción y el aferramiento didáctico de los cónyuges. Cada uno de ellos espera que el otro lo libere de su propio conflicto.

5. En una larga simbiosis este intento colusivo de curación individual fracasa a causa de la vuelta de lo desplazado y reprimido que tiene lugar en ambos consortes. Las porciones transferidas al otro cónyuge vuelven incrementando al propio yo.

“En pocas y efímeras palabras” cómo decía mi amiga Triana:


Lo que al principio de la relación pareció atractivo del otro, se vuelve detestable si lo amoroso no compensa de manera suficiente la ambivalencia original que surge ante las crisis de la pareja. Por ejemplo el amante romántico que llevaba flores hasta que la mujer se embaraza. Después ella deja el trabajo, se vuelve dependiente y aparece entonces la madre temida por el marido o el amante romántico que se convierte en patán y se convierte en el padre temido.

Es común observar que, tras muchos años de vivir juntos, los consortes se parecen cada vez más, lo cual produce en esta relación gemelar una gratificación narcisista que protege a la pareja contra la activación de la agresividad destructiva y la recurrencia del narcisismo infantil. Pero lo narcisista se expresa no sólo a través de la envidia inconsciente, la devaluación, la tendencia a estropear las cosas y la separación, sino también en el deseo inconsciente de completarse a uno mismo en la persona amada, la cual es tratada como un gemelo imaginario. Los problemas surgen cuando las expectativas narcisistas son excesivas y no soportan la desidealización brusca o gradual debida a la marcha del tiempo o a los problemas de pareja[6].

En la segunda parte abordaré desde un plano práctico el entendimiento del divorcio.






Agradeceré sus comentarios al respecto de este texto.