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jueves, 19 de febrero de 2015

El hombre ante la adversidad


Felipe S


JOB 5. SALMO 22.

Ante la adversidad de Job, Elifaz afirma: “Porque la aflicción no sale del polvo, ni la molestia brota de la tierra” (Job 5:6); éste mismo versículo en la traducción a lenguaje actual se lee “¡Siempre hay una razón para el mal y la desgracia”. Ello me obliga a una reflexión de fondo y parto para el análisis de tres premisas que plantearé a continuación.

Primera: Es infantil creer que las crisis, los conflictos, la adversidad e incluso la enfermedad son causa del pecado. El Ser humano enfrenta circunstancias que escapan de su voluntad, por ejemplo catástrofes naturales, inestabilidad económica derivada de crisis financiera y productiva mundial, conflictos sociales y políticos, accidentes etc.

Segunda: Es infantil creer que la consecuencia adversa de nuestras decisiones son a causa del pecado. Dios no tiene hijos “Junior” ni malcriados a los cuales les resuelve y facilita la vida. La experiencia, la madurez y el conocimiento se obtienen cuando nos afirmamos, elegimos, asumimos el resultado y el impacto en nosotros y en quienes nos rodean. Ello nos confiere un sentido de responsabilidad que recrea y fortalece la habilidad para responder a las distintas circunstancias que nos demanda nuestro bienestar, nuestra pareja, nuestros hijos, la sociedad etc.

Tercera: Es infantil creer que el pecado no genera crisis, conflictos, adversidad e incluso la enfermedad. David pecó contra Dios después de pactar con Él (1 Cr. 17) y en una estricta observancia de su conducta cuando tuvo poder actúo de forma prepotente, asesinó y violó a una mujer ( 2 S 11).

Independientemente de la razón que nos enfrenta a la adversidad Dios permite todas aquellas circunstancias que nos envuelven en el sufrimiento, la duda, el temor, la inseguridad, la impaciencia (Salmo 22) para afirmarnos en Él a través de un testimonio vivencial que refleje su poder y autoridad en nuestras vidas. Sin embargo es menester comprender que los recursos de Dios no son nuestros recursos (Job 5: 2 – 7 y del 10 – 27) y que la sintonía con Él se logra a través de la humildad, la obediencia y la gratitud (Job 5: 8 – 9) y como a David Dios nos redime (Job 5:17).

Padre Santo concédeme la humildad, la confianza y la fe para experimentar la bendición de tu autoridad, tu poder y dirección en mi corazón, en mi alma y en mi mente.



miércoles, 18 de febrero de 2015

Hermosa herencia



En razón de su carácter inmutable, la piedra simboliza la sabiduría, perpetuidad e incluso vestigio del antepasado mítico del hombre. Como elemento constructivo está ligada a la sedentarización y a la pertenencia de los grupos humanos.

En mi sueño, las piedras eran hermosas, piedras de río, similares a huevos de codorniz. El agua está asociada a la sabiduría del erotismo, la experiencia que se trasmite y se gesta a través del amor. Esta ligazón con la perpetuidad de mis antepasados me permite entender la función funeraria de la piedra, la relación de Moisés con la entrada y la salida del desierto, la miel y el aceite, la materia pasiva de “la herencia paterno-autoritaria hacia los hermanos, hijos, nietos”, ambivalente, que se envilece si se atesora como ornamental y no se labra a través de la comprensión “se lee para entender y para eso se necesita quien escriba” de lo contrario sobreviene la muerte como la enajenación de la psique.

Otra hipótesis es que simplemente, “como una hermosa herencia, le mande huevos a los varones…” como elemento de construcción fundamental ligada con la creación de la vida y con la inmortalidad que trasciende más allá del sepulcro.


Las comillas corresponden a los "Primeros saques" 
de Omar Ramirez Moore, Psicoanalista.


martes, 17 de febrero de 2015

Piedras de Río


"El ingenuo juicio del individuo despierto acepta que el sueño,
 aunque ya no de origen extraterreno,
 sí ha raptado al durmiente a otro mundo distinto"
Freud

Hoy tuve un sueño en el que conversaba con el Hermano Mayor de mi Padre, Ernesto era su nombre, falleció hace algunos años. Estábamos sentados en lo que parecía ser un área de monitoreo de seguridad de un centro comercial de su propiedad. Él observaba los monitores con una escrupulosa meticulosidad – la gente no es buena ni mala la rige algo superior a ella, nunca lo olvides – comentaba mientras me preguntaba por sus hijos, sus nietos, sus hermanos, mi familia – Hace mucho no veo a Don Chemo (mi abuelo) – enunciaba casi con cariz de nostalgia, como si fuese un exiliado que desea regresar a su patria. Conforme le platicaba me entregaba una serie de piedras de río de distintos colores para que se las entregase a sus hermanos, sus hijos y sus nietos – Extraño mucho a mi Güerita – decía sin dejar de ver el monitor, con un gesto austero presionando el maxilar inferior derramaba una lágrima por la mejilla. Yo simplemente le observaba. El prosiguió en su monodiálogo impositivo que le caracterizaba - Me comentó tu tío Manuel (otro de mis tíos fallecidos) que eres de los que más se parecen a mí - Respira profundo, por primera vez me fija la mirada y desde una posición de autoridad paternal me dice - Desde que dejaste de escribir desististe de comprender y al no comprender sobreviene la muerte - 

Y desperté…

 
(Este texto fue redactado en una sola escritura)