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viernes, 15 de enero de 2021

Certeza ante la muerte y el cambio: SARS CoV 2

Existen dos certezas en la vida: el cambio y la muerte. Todo en la naturaleza está en constante movimiento y hasta las inmensas galaxias  se apagan y mueren. 

 

El 2020 nos representa una ruptura epistemológica. Esa inflexión dinamitó la “normalidad” la cual jamás volverá a existir. Los paradigmas a través de los cuales nos afianzabamos en el presente y pronosticábamos el futuro estallaron en pedazos. Presenciamos la reconversión financiera e industrial. Cualquier constructo de certeza se colapsó. Regresamos a lo simple y los afortunados aprendimos a deslizarnos en la incertidumbre. Nos enfrentamos a desafíos inéditos bajo la presmisa de estar alerta, interpretar la velocidad con que se manifiestan las variaciones del medio, generar las mejores posibilidades y condiciones de adaptación frente a escenarios ante los cuales no existe experiencia ni preparación alguna. 

 

La siguientes características están presentes y son comunes en el personal de salud que mostraron resilencia en primera linea de combate al SARS CoV 2 durante el 2020.

 

 

Amplia capacidad de confrontar la realidad.

 

Uno de los recursos más peligrosos a los que nos podemos aferrar es a una expectativa de que la situación actual va a cambiar.  Los falsos horizontes en un momento tan volátil sólo alimentan la frustración y desmotivación. Admitir que no lo sabemos todo y que hay múltiples escenarios nos permitirá crear espacios para desarrollar nuestra capacidad de adaptabilidad, creatividad e innovación.

 

Espacios libres de conflicto y soltar.

 

La presión no es sostenible por tiempo indefinido y probablemente durante el 2020 estuvimos más presionados que nunca. Las personas que no mostraron alteraciones son aquellas que tienen la capacidad de separar su trabajo de su realidad y en su realidad convergen la familia, amigos, pasatiempos, pertenencia a grupos de apoyo (tradición religiosa, grupos de autoayuda, psicoterapia, etc.) y, sobre todo, un sentido de su labor, un sentido de vida. Todos ellos establecían fronteras saludables que les permitían crear límites entre su vida personal y laboral, ello fortalecía la resilencia, le daba la capacidad de adoptar nuevos hábitos y expulsar la paralisis del exterior.

 

Permanente capacidad de anális y aprendizaje.

 

La vida se ha vuelto más lenta que nunca, la cultura, nuestras relaciones y el mundo organizacional contrajo precedentes y la frustración y el tedio desgastaron a muchos sujetos. Las personas resilientes procuraron mentalidades de aprendizaje, como los marineros, se mantuvieron ocupados para no quedar tripulados por la infodemia. Permanecer concentrados nos permite desarrollar habilidades de adaptación e incrementar nuestro rendimiento.

 

Analizar nuestras creencias morales, nuestro potencial, nuestra pasión, nuestra compasión, nuestro nivel de bienestar, influencia, miedos, valentía y hábitos alimentará la resilencia lo que nos dará la capacidad de asumir que jamás volveremos a ser los mismos.

 

Recuerda que estos  3 pilares te ayudarán a cuidar más de ti, a reconectar con lo que es realmente importante, a hacerte responsable, a recuperar tiempo que solemos perder por falta de enfoque y a vivir con más paz, confianza, compromiso y entusiasmo.


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