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jueves, 28 de enero de 2010

Fea, vieja y estúpida.



Micromachismos coercitivos o directos.

Susana es una mujer de 29 años. Médico de profesión, que inicia la subespecialidad en uno de los más prestigiados Institutos de la ciudad de México. Acude a consulta por depresión, angustia, bajo rendimiento laboral, continuas riñas con sus compañeros de trabajo y baja “autoestima” encubierta bajo sutil halo de soberbia.

Durante la segunda visita repite varias veces “es que Raúl (su pareja) dice que te pregunte….”, “Raúl creé que todo se puede solucionar con fuerza de voluntad y echándole ganas…”, “Raúl dice que sólo quieres sacarme dinero…”, “él no quiere que tome medicamentos por que me voy a volver adicta...” etc.

Bajo la sospecha de micromachismo indago sobre la relación y me percato de un profundo sentimiento de culpa a raíz del “fracaso de su matrimonio previo” y varias relaciones de noviazgo con parejas que sistemáticamente han incrementado el nivel de abuso.

Actualmente, debido a un encubierto temor al abandono, permite que su pareja: controle “el dinero de la casa”; imponga su lógica sobre la de ella; domine las discusiones estableciendo cuándo, cómo y de qué se habla (o se riñe); la obliga a realizarle sexo oral en contra de su gusto (“por que dice que solo así se excita”); la insulta, le falta al respeto, la descalifica frente a otras personas de forma pasiva (“de broma”) y se enoja cuando ella sale con sus amigas o “se luce frente a sus amigos” (lo que sea que signifique esto pues en realidad no lo entiende). Debido al hecho de que ella tiene un mejor salario y una carrera profesional "ascendente", él insiste recurrentemente,  que su carrera profesional va en detrimento de su calidad de vida tratando de indicarle la “mejor forma de vivir sin tanto sacrificio”.

Desgraciadamente abandona el tratamiento, tras unas cuantas sesiones, sin resolución alguna .

El patrón de conducta que se observa, corresponde al tipo de micromachismos coercitivos (o directos). Este tipo de relaciones incluye aquellos hombres como Raúl que usa la fuerza moral, psíquica, económica o de su personalidad, para intentar doblegar a mujeres como Susana y convencerlas de que la razón no está de su parte. Cumplen su objetivo pues intencionalmente provocan un sentimiento de derrota posterior al comprobar que tras las constantes discusiones albergan un profundo sentimiento de inadecuación, confusión y angustia. Mantienen un constante sentimiento de frustración, falta de fuerza, disminución de la capacidad para defender las decisiones propias o argumentar y sostener la razón de las mismas.

Todo ello suele generar en la víctima de este tipo de micromachismo inhibición, autodesconfianza, autodescalificación, reducción de la capacidad de logro, desconfianza, aislamiento social, deterioro de las relaciones sociales, depresión, sentimiento de angustia constante (temor a estar haciendo algo malo, a los celos o reacciones de la pareja), gastritis, colitis. Lo que genera un profundo sentimiento de estar en un pozo profundo del que no puede salir. El autoconcepto se socava paulatinamente y disminuye la autoestima (en muchas ocasiones hasta sentirse “feas” o “estúpidas”). Ante esta angustia, el sentido devaluado de si mismas  se aferran más a esta relación pues se muestran incapaces de admitir que es la causa de su malestar.

Los criterios para identificar esta conducta son:
  • Coacciones a la comunicación: domina las discusiones estableciendo cuándo, cómo y de qué se habla -o se riñe).
  • Control del dinero:  muchas mujeres se dan cuenta de este tipo de control hasta que están próximas al divorcio y se ven “con una mano atrás y otra delante” en la calle sintiéndose “viejas y estúpidas”.
  • Uso abusivo – expansivo del tiempo para sí: decide qué se hace, cuándo, cómo y con quién –de presencia con su familia –o sus amigos).
  • Imposición de intimidad (establece cuando, como y la duración de las relaciones sexuales ).
  • Apelación a la superioridad de la lógica varonil (lavado de cerebro).
  • Toma o abandono repentino del mando: “hoy te guío mañana, no, o tal vez no”. Esto suma al sentimiento de incertidumbre y desamparo.

  • Insistencia abusiva en los puntos anteriores.

Este tipo de relaciones son la frontera a la expresión de la violencia como método coercitivo (machismo) y establece una espiral descendente.

Agradezco sus comentarios y con gusto seguiré contestando sus dudas.

Dr Félix Aranday.



NT: Lamento el exceso del título ("FEA, VIEJA Y ESTUPIDA") sin embargo decidí emplearlo por la relevancia de la frase es clínicamente significativa por la frecuencia con la que escucho en consulta este desafortunado adjetivo.


La Ilustración pertenece a la colección de LeLarve 
“Las Víctimas del Tiempo”
Técnica: Grabado digital Tamaño: 28 x 21 cm.
Papel liberón 300gr.
COSTO: $ 4500 m.n. más gastos de envío 
http://lelarve.blogspot.com/