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jueves, 15 de diciembre de 2011

Divorcio. Parte 6: Sobre amor eterno y otros cuentos de hadas.




There is freedom within, there is freedom without
Try to catch the deluge in a paper cup
There's a battle ahead, many battles are lost
But you'll never see the end of the road
While you're traveling with me...

Crowded House – Don´t Dream It´s Over

Para entender el siguiente texto me serviré de una viñeta que nos ayudará a ir de lo simple a lo complejo.

Imaginemos: dos personas entran el mismo día a la misma hora a comprar un automóvil Porsche Boxster Spyder. El sujeto número 1 comprende el valor de su adquisición y lee a detalle los datos técnicos, lo lleva a servicio en talleres especializados, emplea la gasolina y los aditivos adecuados, lo corre apropiadamente según las características del suelo pues comprende que maneja un auto de alta ingeniería. El sujeto número 2 no lee los detalles técnicos, omite llevarlo a servicio y cuando lo hace no acude a talleres especializados, no emplea gasolina del octanaje suficiente y emplea los aditivos que le recomienda el expendedor de gasolina, lo corre sin importar la posibilidad de encontrar en su camino baches o topes; cuando arruina la transmisión y le pasan la factura de las reparaciones se da cuenta
del valor de su adquisición y la complejidad de su funcionamiento.

En la entrada anterior publiqué una entrevista semiestructurada que evalúa el funcionamiento sintético de la pareja. Por pareja se entiende, dos seres humanos (hombre y mujer, hombre y hombre, mujer y mujer) que mantienen una relación de convivencia más o menos estable en un periodo de tiempo determinado, independientemente de su estado civil, lo que significa que no es menester que estén legalmente o religiosamente casados, es decir incluye todas aquellas relaciones como el noviazgo donde ni siquiera es factor determinante que cohabiten bajo el mismo techo para que se puedan expresar las funciones sintéticas.

El concepto de funciones sintéticas se refiere a la capacidad que existe entre dos individuos para manejar sus emociones tiernas, eróticas y agresivas; la escucha, verbalización y automonitoreo – éste último concepto responde a las preguntas ¿Quién soy Yo?, ¿qué expectativas tengo en la relación?, ¿qué expectativas tiene el otro depositadas en mi? y capacidad de mediar entre la identificación de las necesidades personales y el estado de la relación - También incluye conceptos más complejos como la construcción, deconstrucción y adaptación de los dos (con conciencia de autonomía, es decir, el otro no soy Yo y tiene necesidades distintas a las mías) de forma unitaria a los distintos sistemas que los rodean: familia de origen, amistades, laboralmente etc. Estas funciones permiten establecer un vínculo, es decir actuar como unidad, lo que confiere a la pareja la capacidad de anticipación a situaciones críticas, la toma de acuerdos y el cumplimiento de los mismos.

Observar las funciones sintéticas en la pareja establece una forma indirecta de evaluar la salud emocional y la capacidad de adaptarse a los cambios en el ciclo vital de la misma: enamoramiento, intimidad, conocimiento del otro como alguien autónomo y la capacidad de reorganizarse al respecto de las necesidades propias, las de la pareja y de los sistemas que rodean a la misma.

Al respecto de estos dos conceptos y de la analogía inicial, que nos servirán como marco interpretativo, analizaremos los resultados. En total recibí 148 correos lo que constituye nuestra muestra. El 66% de los participantes son hombres. Solo una entrevista fue contestada en pareja. Esto nos hace suponer que la totalidad de la muestra no compartió la entrevista, lo que probablemente significa que la pareja no actuó como unidad. Esto hace que los datos obtenidos pierdan relevancia pues solo refleja la vivencia unitaria de uno de los miembros de la pareja. Los participantes prefirieron que alguien externo (un tercero desconocido, el 99.4% no me conocen) evaluara su relación, lo que establece que probablemente son intolerantes o impermeables a la crítica de su pareja, el motivo se observará más adelante.

El 8% de los correos enviaba exclusivamente las respuestas (p.j. 1. Si, 2. No, etc.) el 92% sumaba relatos sobre la situación actual de pareja iniciando con frases como: “es que ella/él, Siempre/nunca, hace/deja de hacer….” lo que significa que buscaba un foro de escucha y justificación que probablemente no encuentra en su pareja. Solo el 0.6% (una pareja) actuó como unidad.

En promedio el funcionamiento de pareja fue del 43.2%, es decir que la mayoría reconoce que su relación es disfuncional al respecto de sus propias expectativas. Al respecto, se identificaron como áreas conflictivas:
· El 87.3% contestó que los celos son una constante en la relación.
· El 86.1% que afirmó que al interior de su pareja es imposible manifestar frustración en cuanto a la expectativa de afecto, pues consideran que no son escuchados y mucho menos tomados en cuenta.
· El 86% refiere que los sentimientos de malestar al respecto de la situación de pareja no pueden expresarse al interior de la misma sin que se desencadene una escalada de violencia verbal (descalificaciones mutuas – “es que tu también y tu aquello” – enojo, resentimientos, infidelidades e incluso violencia física ó económica) resultado que no estaba planeado en la concepción del diseño inicial.

La diferencia entre estas tres variables principales no es estadísticamente significativa, las tres actúan como una sola, lo que puede interpretarse como que cada una es resultado de la coexistencia de la otra.

· El 72.3% refiere que no existe espacio para el funcionamiento individual o autónomo en la pareja.
· El 71.1% no tienen espacio para satisfacer sus necesidades de socialización.
· El 70.8% tienen sienten invadido su espacio laboral.

De la misma forma, la diferencia entre estas tres variables no es estadísticamente significativa, las tres actúan como una sola, lo que puede interpretarse como un estado de codependencia.

Sirva de conclusión parcial: En general los hombres reconocen el estado de disfunción de su relación de pareja. Manifiestan que los celos, la falta de una relación emocionalmente sustentable y la ausencia de escucha significativa es un fenómeno determinante para el desajuste de la relación. La falta de espacios libres de conflicto es la segunda causa mencionada como fuente de malestar.

Lo que nos abre dos posibilidades:
A) La nueva mujer es una fuente de impotencia masculina, una castradora y una causa de divorcio. O.Kernberg, en su obra sobre "Relaciones Amorosas" intuye que "el desarrollo y el éxito social, cultural y profesional de las mujeres en la sociedad occidental amenaza la la protección tradicional, culturalmente sancionada y reforzada, de la que han disfrutado los hombres contra sus inseguridades y miedos edípicos y envidia a las mujeres; la realidad cambiante enfrenta a ambos participantes con la reactivación potencial de la envidia, los celos y resentimientos conscientes e inconscientes, que acrecientan en grado peligroso los componentes agresivos de la relación amorosa" (Kernberg, O. 1995).

B) Regresando al inicio de este texto, considerando que la mayor parte de la muestra consultada son hombres, probablemente actúan como el sujeto número 2 de la viñeta.

C) La pareja consultada , hombres y mujeres participantes, no conocen la complejidad de su funcionamiento de una relación, anticipan su valor cuando esta comienza a disfuncionar y presiente la ausencia.

¿Qué opinas?

El análisis continuará en Divorcio. Parte 8. Las pequeñas cosas que siempre pude haber hecho.



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