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miércoles, 24 de noviembre de 2010

Divorcio. Parte 4: Hijos




“The dead lay in pools of maroon below
daddy didnt give attention
to the fact that mommy didnt care
king Jeremy the wicked, oh, ruled his world”
Perl Jam[1]


Preludio

Conclusión de la primera parte. En mayor ó menor medida, todos los seres humanos constantemente buscamos algo y a alguien mejor. Para ello empleamos estrategias triangulares concientes e inconscientes. Divorcio. Parte 1

Conclusión de la segunda parte. Los humanos somos voraces. Es nuestra meta genética. Durante el proceso de separación se expresa el egoísmo como premisa fundamental. Divorcio. Parte 2

Conclusión de la tercera parte. La reestructura del rol de género a la par de factores económicos, políticos y sociales golpean fuertemente la construcción de la pareja evidenciando la separación y el abandono como parte del colapso institucional. Divorcio. Parte 3


Hijos

El ser humano necesita de un par significativo para crecer y desarrollarse. Llámese papá y mamá, mamá y mamá o papá y papá, a fin de cuentas el afecto y la contención son fuerzas protectoras asexuadas. Los
hijos establecen una relación de compromiso que afirma a la pareja y crea una familia que cursa por distintos ciclos según la edad y los requerimientos de sus miembros.

En esta orientación la familia es la institución social básica que establece determinados atributos colectivamente articulados y adoptados social y culturalmente. Estos atributos actúan como matriz que le permite al hombre y a la mujer integrar dos categorías distintas y separadas, pero a la vez integradas al grupo social de pertenencia. A través de estas categorías, antropológicamente, se asignan tareas, se adquieren hábitos y experiencia en el desempeño de las mismas, se organiza el conocimiento y se asegura la supervivencia. Lo que le otorga al ser humano sentido y significado colectivo, comunitario y social, establece límites en su actuar, lo determina y afirma y abre una amplia gama de posibilidades socialmente esperadas y demandadas. Estos constructos son dinámicos, por lo que se conforman a la cultura generacional de los miembros de la familia y en específico a cada grupo social, de acuerdo con la época, la construcción e interpretación de la realidad.

Considero que en este momento, atendiendo al planteamiento de orden filosófico previo, hoy tendríamos que revisar a la luz del siglo XXI el surgimiento de la nueva mujer y del nuevo hombre en un contexto de la dinámica actual de género, que revisamos en los ensayos previos, con el propósito de comprender la problemática que queda en la obscuridad por no desarrollar horizontes de comprensión multidisciplinarios.

En los Méxicos que vivimos rigen ciertas premisas socioculturales que la historia va pasando de una generación familiar a otra. Es diametralmente opuesto Ser Hijo de una familia que habita el norte, centro o sur de la república; así mismo varía con respecto a vivir en un municipio, cabecera estatal o en el Distrito Federal. Independientemente las la localización geopolítica las premisas donde el Hombre provee y manda y la mujer se somete y educa parecieran ya no ser vigentes. Considerando esta amalgama, de manera simplista y grotesca, podemos observar lo que las telenovelas (de Televisa por ejemplo) retratan de la configuración y el rompimiento de la pareja como algo fácil y cotidiano. Así entonces, vamos adquiriendo nuevos modelos que nos llegan de un medio masivo y nos indican que la familia es “desechable”. Las dificultades y roces de la pareja, van haciendo que ésta pase de la armonía a las dificultades y a la ruptura, cuando se esperaría que estos problemas fueran superados y permitan el aprendizaje y el crecimiento de los miembros y los lleven a transitar un nuevo ciclo de armonía. No obstante, cuando los problemas son más frecuentes y comunes que la armonía, puede deteriorarse tanto la relación hasta que la pareja decide separarse (Rage, 1998).

Sinceramente en los años que tengo de ejercicio jamás he visto un “Divorcio Civilizado”, anecdóticamente se que existen, sin embargo en mi experiencia un “divorcio” es como pegarle a la piñata hasta que reviente y después saltar sobre lo que hay o lo que quede. Esta conducta no es privativa al sexo sino a la colusión y a la genética egoísta en sí misma. La crisis no sólo impacta a la pareja, sino que enfrenta a las familias y afecta a los hijos, que no saben qué hacer y qué está pasando entre sus padres.

Los especialistas en pareja (Gurrola, 1999), indican que las diferencias y problemas más frecuentes en esta etapa de conflicto hasta que llega el divorcio incluyen el poder por los hijos, el jaleo por lo material (dinero, muebles, bienes), las condiciones que operarán entre la pareja y los hijos después del divorcio y obviamente, la dificultad que experimenta la pareja para poder pelear entre sí, en donde regularmente aplica la filosofía de “ganar-perder”. Desarticular esta dinámica agresiva es complicado pues lo primero que se fractura en una familia en crisis es la comunicación entre la pareja. Aislados por este silencio rencilloso, pareciera que entre el amor mal entendido, los resentimientos, las dificultades mayores y la ruptura, se trata de que cada uno de los miembros de la pareja haga al otro el mayor daño posible, que se lleve consigo lo peor de experiencia y que cada uno demuestre que es poseedor de la razón absoluta lo que lo enviste con el derecho de ejercer crueldad contra quien alguna vez se creyó amar tanto, pero ya no.

Aunque ninguna experiencia ni libro nos enseña a vivir con otro y a mantenerse como “pareja de padres” cuando la relación se deteriora la Mtra. Patricia Balcázar[2] recomienda los siguientes límites:
  1. No trate de discutir con su pareja. Negocié de forma constructiva, de tal manera que se llegue a acuerdos y a soluciones que beneficien a ambas partes. Hágase cargo de su egoísmo y su fracaso personal, guarde silencio hasta encontrar el momento de replantear la situación.
  2. No pretenda arreglar la ruptura de pareja a través de discusiones, actos de redención, sometimiento o sacrificio. Se debe asumir, por doloroso que sea, que la pareja ha muerto y debe renacer un mecanismo que les permita interactuar y Ser una pareja de Padres.
  3. Jamás negocié o discuta estando los hijos presentes. En la familia, existen lo que en psicología se denomina “subsistemas”: el parental (de los padres-hijos), el fraterno (hermanos) y el de pareja. Sí los problemas son entre el subsistema de pareja, ¿para qué involucrar a los hijos?
  4. Idealmente los hijos deben de tener SU CASA y ambos padres son los que deben cohabitar en casas separadas donde pueden ejercer nuevamente su sexualidad y la reconstrucción de su identidad.
  5. Hay que mantener a los hijos informados de la situación, explicando los problemas de pareja que seguramente sus hijos han observado, pero que como padres, están tratando de solucionarlo con el mínimo de afectación para ellos.
  6. Trate de explicar la situación “real”, a la altura y entendimiento de los hijos, no mienta ni tampoco deje de informar a sus hijos sobre lo que está pasando. Es mejor darle una explicación razonable sobre lo que está ocurriendo entre sus padres, a que el niño fantasee o se imagine cosas que no son, lo cual en muchos casos hace que ellos piensen que son los causantes de la separación entre sus padres. No se trata de que ellos se sientan culpables por los conflictos entre sus padres.
  7. No juegue todo el tiempo amenazando a sus hijos con que sus padres se van a divorciar, que papá se va a ir de la casa o que alguien abandonará el hogar. Sí el divorcio o la separación son la alternativa, comunique a sus hijos esto hasta que ya sea seguro y no antes.
  8. Si la separación es inminente, procure hablar con sus hijos estando la pareja junta, ya que así ellos podrán ver que se está llegando a una solución común y que ambos padres están de acuerdo en esto.
  9. Lo menos que puede hacer por el amor de sus hijos, es tratar de respetar al padre o la madre de sus hijos. Probablemente usted esté harto (a) de su pareja, pero no olvide que para sus hijos, él (ella) sigue siendo su padre (o su madre) y que usted no tiene ningún derecho de hablar mal de él (ella) enfrente de ellos. La misma sugerencia aplica para la familia extendida, incluyendo a los abuelos, tíos, demás familiares y amigos, quienes no tienen por qué hacer comentarios negativos de la expareja y usted tiene y puede contribuir en mantener el respeto por el otro.
  10. Procure que entre los acuerdos de divorcio, quede bien estipulado el tiempo que cada uno estará con los hijos. Horarios en los que puede pasar con ellos, incluyendo los fines de semana y las vacaciones. Esto es sano para todos, ya que así sabrán los tiempos disponibles con uno otro de sus padres y evitará malos entendidos y conflictos entre la expareja. De no tenerse este acuerdo, se corre el riesgo de que los hijos y su custodia, así como la permanencia con ellos, sea motivo de pleitos y de lucha por el poder a través de los hijos.
  11. Cuando uno de los miembros inicie una nueva relación de pareja, no utilice esto como un motivo para retomar los conflictos con su expareja, no interrogue a sus hijos preguntando cómo es, qué hicieron, cómo se comporta esta nueva persona o haciendo comentarios de mal gusto en torno a esta nueva relación. Lo único que logrará es poner a sus hijos entre la espada y la pared y los envenenará contra la persona que ahora es la pareja de su ex.
  12. Evite mandar mensajes nocivos a su expareja (por ejemplo, por situaciones relacionadas con la economía o los gastos) a través de sus hijos. No los convierta en emisarios ni en portadores de mensajes y de cosas que deben tratarse entre adultos; recuerde que lo que sea entre adultos, trátelo como adultos con su expareja y no haga que sus hijos sean el correo entre ustedes.
  13. Procure llevar una relación si no de amigos, cordial con su expareja por el bien y salud de usted y sobre todo, de sus hijos.
  14. Si las condiciones son propicias para esto, procure que sus hijos inicien con usted o con su expareja una nueva vida lejos de la familia de origen (abuelos) de usted o de su expareja. Para sus hijos representará doble trabajo tener que adaptase a vivir sin uno de sus padres y aprender a convivir con otros familiares con los que no había pasado tanto tiempo cerca.
  15. Procure que las dificultades y logros de sus hijos, sean compartidos con su expareja, ya que la separación se dio entre el subsistema de pareja, pero no en el de padres, por lo que los logros y obligaciones tienen que ser compartidas aún estando separados.
  16. Nunca atribuya su divorcio a condiciones o situaciones de los hijos, porque esto los hará sentir culpables. Tampoco lo haga con la idea de que “seguimos juntos como matrimonio sólo por ustedes, hijos”, porque algún día ellos se lo reclamarán o terminarán pidiéndoles que se separen.
  17. Permita que sus hijos pasen tiempo no sólo con su expareja, sino también con la familia de su expareja.
  18. Tenga la firme convicción de que estar separado de su pareja es la mejor decisión y la más sana para todos. Si logra entender esto, la separación o el divorcio serán vista como la mejor decisión para todos y que cosas buenas vendrán para todos después de concluir este proceso.

Las anteriores consideraciones puestas en 18 puntos, no son sencillas, requieren que el ser humano niegue su naturaleza egoísta y cambie el paradigma rector de “perdedor – ganador”, por el de “ganar – ganar” al paso del tiempo sus hijos contarán con dos seres significativos que son capaces de proveer cuidado y cariño por sobre su naturaleza egoísta y predadora.

Agradeceré sus observaciones, comentarios y preguntas a la serie de "Divorcio" para abordarlas en la conclusión final.





La Ilustración pertenece a la colección de LeLarve:
“ONE” No está en venta
http://lelarve.blogspot.com/

[1] http://www.youtube.com/watch?v=f0MX4vBWzNk
[2] DÍAZ-GUERRERO, R. (1996). Psicología del mexicano. México, trillas. 
Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informatica (INEGI).
GURROLA, G. M. (1999).
El divorcio como crisis y su afrontamiento en los hijos. Cuadernos de investigación de la UAEM. México, Universidad Autónoma del Estado de México.
RAGE, E. (1998). El ciclo vital de la pareja. México, Universidad Iberoamericana.

1 comentario :

alas30 dijo...

si... siempre al llegar la separacion la principal duda es como manejar ya no digamos la educacion, la estabilidad emocional de nuestros hijos, que se le compra, que no, a que se le acostumbra, como debe dormir, valores... ponerse de acuerdo en los criterios para guiarle... y las culpas son grandes....