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jueves, 26 de noviembre de 2009

Displacer

La mayor parte de los estudios clínicos ha examinado y replicado en distintas muestras la relación existente entre maltrato infantil y la depresión. La mayoría de estas investigaciones se centran en el abuso sexual y el maltrato físico, sin embargo la negligencia, la historia de abuso emocional y verbal (humillaciones, frustración ante dobles mensajes ó situaciones en las que el menor es expuesto frente a otros a burlas ó avergonzado intencionalmente), abandono, así como presenciar o formar parte de algún tipo de accidente grave establecen la plataforma para que se cargue la Matrix depresiva.

De los factores enunciados en el párrafo anterior, la historia de abuso emocional es la que se asocia más específicamente con el inicio de la neurofisiopatología de la depresión, ya que de forma temprana se almacenan cogniciones que favorecen un estilo depresivo, por ejemplo,
es común que durante las sesiones de psicoterapia alguien se descalifique así mismo argumentando: “lo que voy a decir va a sonar tonto…” ó “soy un estúpido” ó “nunca puedo hacer nada bien”, cuando esto sucede se intuye que en el desarrollo emocional de esta persona, alguien que él consideraba significativo le decía – ¡No digas tonterías¡ -, ó – “¡eres un estúpido! – ó - ¿qué nunca puedes hacer nada bien?- En otras ocasiones los pacientes manifiestan una vergüenza casi angustiante al definir sus estados emocionales ó aplican la clásica frase “es que si le digo me va a regañar”. Todo ello son reminiscencias de un profundo sufrimiento psíquico en fases vulnerables del desarrollo. En esta situación se genera un profundo sentimiento de culpa y vergüenza y ambas matan la capacidad de logro, autoabastecimiento emocional y la capacidad de verbalización y fantasía infantil; lo que genera una programación defensiva para sobrevivir, pues el cerebro no es capaz de diferenciar el dolor psíquico del físico. Para los niños es lo mismo quemarles los genitales con un cigarrillo que exponerlos ante el salón de clases nombrándolos “burro”.

Ante esta situación nuestro sistema binario tiene dos opciones victimizarse ó agresivizarse, sin embargo ambas operaciones defensivas dejan de manifiesto un sistema cibernético vulnerable debido a la rigidez operativa. Recordemos que entre más flexible es un material más soporta la deformación con la capacidad de regresar a su estado previo, a la inversa, entre más rígida es la respuesta de victima ó de agresor, más débil es el sistema, más culpa y vergüenza produce, lo que se transforma en angustia y menos capacidad de resistencia ante los embates del medio.

Lo impactante es la relación que existe entre la intensidad del abuso emocional y verbal a la que es sometido y la edad de inicio de la depresión, la intensidad de la misma, el sentimiento de desesperanza y la vulnerabilidad al suicidio. Por último, el maltrato emocional perpetrado por compañeros de escuela ó por figuras de autoridad (pej. Padres maestros) predicen un inicio temprano de la depresión y una mayor intensidad de la sintomatología a que si lo perpetra una persona no significativa.

2 comentarios :

Aura dijo...

Debo decir que parece que este texto me lo envió el destino en el momento más necesario. Gracias.

alas30 dijo...

despues de acudir a terapia es evidente que uno cae en la cuenta de que el elemento priomordial en la infancia, la familia, es definitivamente el que mayor ingerencia tiene en el desarrollo de patrones, conductas y transtornos... La culpa no desaparece cuando te das cuenta de quetuvo origen en seres a los que amabas... Al principio, cuando te cae el veinte, quisieras echarlos a la hoguera... pero a final de cuentas, mas valor tiene sacar la casta y salir a flote mdificando lo que haya que modificar, trabajando... de que podria servirme solamente culparlos y aumentar la depresion porque no fueron los mejores padres que siempre pense? muchas gracias por compartir...