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viernes, 13 de junio de 2014

So Cruel 2


PREVIO


Haven´t Seen You In Quite A While
I Was Down The Hold Just Passing Time
Last Time We Met Was A Low-lit Room
We Were As Close Together As A Bride And Groom
We Ate The Food, We Drank The Wine
Everybody Having A Good Time Except You
You Were Talking About The End Of The World

U2 Until The End Of The World


Esa noche percibí una ligera sensación de indigestión y nausea. No podía ser por los alimentos ya que cené media tostada y una infusión de frutos secos – Narra Julio después de haber faltado tres sesiones seguidas, se veía relajado, tranquilo, su piel tenía un tono bronceado y su cabello rizado por primera vez estaba al natural, ligeramente encrespado.

- Desde que salí de su consultorio inicié con taquicardia y palpitaciones arritmicas muy potentes. Tenía un dolor sordo en el pecho. Sentía un hueco retroesternal muy profundo, como una perforación a través de la cual podía pasar la brisa de la noche, una oquedad con un nervio expuesto.  

Traté de mantener la calma y pensé en llamarle, pero consideré que debería encontrar otra forma de resolverlo. Me tomé 3 gotas de Kriadex e intenté descansar. Al recostarme sentía cómo mi pulso golpeteaba contra la almohada, se avecinaba un motín dentro de mi cuerpo. 

Ya lo veía venir desde hace mucho tiempo. Todos mis órganos alentaban a mi corazón a cavar un
túnel a través de mi pecho para liberarse por fin de mí.

- ¿Un corazón fugitivo? - respondo

- ¡Qué ironía!, ¿no? – Julio, con la espalda hacia adelante, sosteniendo la frente con la mano derecha, levanta ligeramente la mirada apenas sonriendo con un increíble dejo de melancolía continúa. 

– Los latidos incrementaban en velocidad y  fuerza, me imaginaba el sonido dentro de mí como una excavadora en “top Down”. Me resigné pensando que sí  mi corazón  lograba huir no lo perseguiría, dejaría que ese traicionero  trozo de miocardio y arterias, chorreara a borbotones y  fuera por la vida en búsqueda de la felicidad, lejos de mí ... Sinceramente Doctor  me reí como un niño, me levanté y miré la calle vacía a través de la ventana, a esa hora se observa la piel de la avenida inmóvil, cansada, pacífica como una fiera de circo dormida -

Hace una pausa corta y continúa.

– Frente a esa ventana y de cara al abismo que me representó esa soledad inmutable tuve una sensación de huida que  corrió hacia debajo de mi cuerpo como un hambre dolorosa. El corazón  prófugo de su captor el cerebro  había logrado taladrar un pasadizo hacia el epigastrio y seguramente de ahí se arrastraría por los intestinos. El plan estaba casi consumado, como los presos que reptan por kilómetros de excremento por el drenaje, el canalla de mi corazón pretendía salir evacuado por mi ano. Me comenzó a angustiar la obsesión.  Debía aplicar mucho esfuerzo para tragar saliva, a momentos pesé que me iba a desmayar, sentía que no existía el suficiente oxígeno en el ambiente y que yo no lo podía inhalar. Eran las tres y media de la madrugada, me negaba a llegar a cualquier servicio de urgencias para que un interno con cara de bobo y más atención en el escote de la enfermera intentara llenar un inútil formato y llamara a cualquier cardiólogo trasnochado con aliento a Bacardi y pastillas de menta.
      
– Respire - intervengo

Recordé que hace años, tras la muerte de su padre, le ayudé a la Dra. Ofelia Chávez a remodelar una hermosa casa en Los Cabos. Cuando le mostraba los distintos modelos arquitectónicos, ella los miraba pensativa y decía – No quiero que esta casa parezca solitaria… busquemos otra alternativa – no daba más detalles, pero la insatisfacción en su rostro me hacía trabajar aún más. Así fue por dos años,  hasta que después del quinto proyecto, por el cual pagó sin escatimar un solo centavo,  dijo – Arquitecto he cometido un grave error, la soledad está en las habitaciones, aquí frente a este hermoso jardín y con esta vista  uno nuca está sólo,  se está en compañía de las hormigas rojas, las avispas que surcan el espacio con sus zumbidos amenazantes, las aves y los alacranes que con su veneno se arrastran dispuestos a la destrucción – mientras hablaba veía la fachada con un dejo de melancolía y sumida en un halo de soledad, mientras apresuraba un trago de whisky de la gran reserva que el padre le había heredado. Se observó las manos y miró pausadamente la gran piscina, tomando lentamente aíre continuó - La distribución interna es propia de un manicomio de principios de siglo, desolado, frió  “y esto es como salir de un manicomio para entrar a un panteón” – tiempo después supe que esta última frase es de un Poeta del que no recuerdo el nombre.

Así que reiniciamos la proyección durante un año más, lo complicado fue convencerla de derrumbar algunas áreas de la antigua estructura, no por apego, como Arquitecto percibo el significado de los espacios para mis clientes. Un edificio es algo vivo, es un organismo emocional y las habitaciones son la memoria de ese Ser, contienen recuerdos de la infancia o del nacimiento de algún hijo, conversaciones, erotismo, fiestas, peleas, juegos, incluso la muerte de un ser muy amado que ese espacio sostiene en contra del olvido y vive de forma sagrada, como los mausoleos. Con Ofelia no era el caso. Aquellos espacios eran almacenes o prisiones de un odio o de un desprecio profundamente contenido. Al parecer en una de las habitaciones se había ahorcado su hermano, en otra la madre se había intoxicado accidentalmente con una alta dosis de penicilina. El Padre, un médico muy querido por la comunidad, solo tuvo que sentarse a esperar que la muerte y que sus resentimientos lo engulleran, al parecer el murió solo, por la noche mientras trató de alcanzar el baño para vomitar, era alcohólico y lo encontraron varios días después.

Durante la obra tuvimos una relación significativa, en  todo momento se mostró como una persona afectuosa, educada y con  gran fascinación por el humor negro y la burla sardónica. La obra terminó y perdí contacto.

Esa noche, entre todas las personas que pude haber llamado, busqué su teléfono y le marqué:

– Arquitecto, ¿En qué le puedo servir? –
– Dra Chavéz, disculpe la hora – interrumpe ella 
– Dígame Ofelia y no se preocupe, casi no duermo –
– Me es imposible y usted lo sabe, le respeto – hizo una ligera pausa para recobrar el aliento
– Creo que estoy sufriendo un infarto y recordé que usted es cardióloga –

– Sí lo Soy, envíeme su localización a través del teléfono y hable conmigo, le voy a enviar un servicio de traslado – comenta Julio que Ofelia se mantuvo serena y dulce durante toda la llamada.

– No Doctora, ver a extraños pisar la alfombra y alarmar a mi Madre me generaría un infarto masivo, dígame dónde le puedo ver - Se trasladó en compañía de Mario, su chofer, un hombre paciente y reservado. 

Al llegar al servicio de urgencias, por su propio pie, la Dra. le tomó de la mano le recostó, ella misma le desabrochó cuidadosamente los botones de la camisa y viéndole a los ojos auscultó sus ruidos cardíacos. Le tomó suavemente la muñeca derecha para palpar el pulso. Julio se sintió tranquilo y suspiró profundamente, sintiéndose aliviado poco a poco conforme le realizaban la exploración a punto de quedarse profundamente dormido.

Al despertar Julio se sintió confuso, estaba a media luz, recostado en la mesa de exploración, sin soluciones, sin monitores, sin tubos y en el control de enfermería vio a la Dra. de pie haciendo unas anotaciones. Lo miro avergonzado por la escena y le sonrió cariñosamente.

– Venga conmigo, tenemos que conversar un momento – Al entrar a un pequeño consultorio, lo mira a los ojos y le dice

– Usted tiene una extraña condición llamada taquicardia sinusal – Julio no comprende y guarda silencio por un instantes y responde – ¿Qué estudios hay que realizar, por el costo o el lugar no tenga ningún cuidado? Ofelia de forma serena y con un minúsculo gesto de malicia le responde - Su situación es definitiva, no se requieren más estudios Usted tiene un corazón joven y sano –

– ¿Y lo qué siento? – responde Julio angustiado

Lo mira Ofelia con tranquilidad, se aproxima a él, le toma del hombro y le pregunta:

– Conteste de forma sincera -Él se siente muy afectado. Ofelia hace una pausa y continúa 

– ¿En éste momento usted está odiando o amando profundamente? – Julio se toma la frente, mira el piso, tratando de responder sinceramente

– No lo sé Ofelia, sinceramente no lo sé...  lo único que puedo asegurar es que es profundo y muy intenso. Me resisto a pensar que soy presa de estos sentimientos tan primitivos – A lo que responde Ofelia 

- Los sentimientos primitivos te mantienen vivo o al borde de la muerte,  pero no en medio –

Julio se queda pensando unos instantes en la muerte, 


– ¿Cómo decirlo Ofelia? Ella, es la Mujer Perfecta que ha llegado a mi vida en los momentos equivocados y ese vacío insostenible es la eterna historia de mi vida. Algo incontrolable, inmensurable,  que socava desde dentro - suspira de forma disnéica - Es la única que me ha salvado para después romperme. Ella es  El Moisés de mi ausencia,  cuando cruza por mi vida abre el vació en dos para después dejar caer las 10 Plagas  y acto seguido hacer llover maná -

– ¿En los momentos, han  existido más de dos?

– Si  - contesta Julio

Ofelia observa a Julio angustiado. Sabe que decirle pero no es capaz de calcular el impacto de lo que va a decir  y lo  desliza en voz muy baja


– Ella es una sádica igual que tú - 

Ofelia sintió un escalofrío que le cruzó por la espalda cuando se escuchó delatar a otra SÁDICA. Al (D)enunciar a la mujer de Julio se (D)enunció. 


(D)enunció el gozo que le genera "hacerse necesitar" para después tensar la relación e infestarla de múltiples e indescifrables (im)posibilidades que tentarán a ambos a enloquecer. Ofelia constantemente arde en deseos agresivos y promueve el conflicto emocional para que la relación se mantenga suspendida y se convierta en una relación interminable con el objeto de liberar una y otra vez  la amenazante locura que la llevaba a la autodestrucción. Para Ofelia solo cambian los nombres y a veces alguno de ellos apenas le merecen un apodo soez. Año tras año en poco varían las circunstancias y el patrón de sufrimiento del cual no es consciente  la lleva a terminar en el mismo sitio como Sísifo. 


Julio abre los ojos francamente sorprendido, jamás lo había pensado, sintió como si tuviera la última pieza del rompecabezas. 


– Efectivamente. Es una relación sádico - sádica en la cual la sumisión es imposible y la lucha por el control sobre el otro es la única e infinita forma de relación y satisfacción. Tras cada encuentro por mínimo que sea eclosionan un sinnúmero de pasiones primitivas, como tú las llamas. En definitiva existe algo análogo entre nosotros. La violencia en los afectos es complementaria. La intensidad del afecto no requiere la palabra pero se vale de ella para fracturar .... hace años, mientras se vestía apresuradamente para huir de mi apartamento le dije TE AMO y ella respondió YO A TI NO Y NUNCA VOY A PODER AMARTE ... después me dio un beso lento, largo y profundo y se marchó - hace un breve silencio -  sin embargo lo que nos une es de otra naturaleza, una naturaleza mórbida, su locura es altamente contagiosa y ella simplemente es inmune a la mía - 

Ofelia guarda silencio temerosa, la invade la envidia y el desprecio e intenta descifrar a esa Mujer y pregunta sin calcular la forma - ¿Esa Mujer  tiene nombre? -


Julio se reincorpora y transita de una estado de trémula confianza a súbita disipación. Una de las audacias de  Julio e discurrir sin negar, no perdonarse, no ocultar, simplemente discurrir y como nadie cerrar el espacio de una conversación personal.


– Podría ser Mirra o Bernadette Soubirous, Eva, Diotima... cualquier nombre que raye el el erotismo de lo sagrado ¿se imagina el erotismo que debió de existir entre  Judas y Jesucristo?, solo una pasión tan destructiva pudo llevar a Judas a entregarlo y aniquilarse en paralelo. Solo las pasiones destruyen de esa forma y nos permiten aniquilarnos con una sonrisa en los labios. Al final Jesucristo se dejó descuartizar  por "Amor". Las pasiones destructivas se consumen en sí mismas y consumen todo a su alrededor para no dejar memoria de los que ahí sucedió. Por las pasiones destructivas somos y dejamos de ser.

Julio hace una pequeña pausa y se abrocha los botones de la camisa. Ofelia toma su recetario y escribe mientras le dice:

– En lo que respecta a su corazón, le voy a hacer una prescripción  y con esto mejorará. Julio toma la receta doblada, la coloca en el bolsillo del abrigo y pregunta ¿Cuánto te debo Dra? – . A lo que ella responde con un ligero gesto de ironía – lo que yo le di nunca lo va a poder pagar – Julio se vio de cara ante las fauces del Sadismo  - Gracias - respondió.

Ofelia lo miró por unos segundos y regresó al control de enfermería a continuar con sus anotaciones, Julio no miró atrás. 

Salió al estacionamiento y sintió la brisa de la noche muy fresca. Había logrado cerrarle el paso al corazón fugitivo.  Metió la mano a la bolsa del abrigo, tocó la receta, la sacó y leyó: “Búsquela y  no la deje ir hasta que termine contigo”. 


1 comentario :

armadoypeligroso dijo...

Vívido, preciso y perturbadoramente familiar