En este síndrome hay una necesidad imperiosa y desagradable por mover las piernas; por lo general, esto aparece antes del inicio del sueño. Es frecuente que se asocie con embarazo, anemia, consumo de alcohol[1] y tabaco[2], gota (acumulación de ácido úrico), varices, migraña[3], incremento en el colesterol[4], esclerosis múltiple[5], enfermedad de Parkinson[6], fibromialgia[7] entre muchas otras condiciones. Tiende a localizarse en el tobillo o en la rodilla, aunque casi siempre es bilateral, también puede manifestarse de forma unilateral. Regularmente se resuelve tratando la enfermedad primaria.
Hay que diferenciar el síndrome de piernas inquietas de los movimientos periódicos durante el sueño. Este trastorno se caracteriza por episodios repetidos de movimientos estereotipados de alguna de las extremidades inferiores durante el sueño. Las personas con este trastorno, sienten una fuerte sensación de hormigueo muy molesto y ligeramente doloroso en las pantorrillas, lo que les produce un deseo casi irresistible de mover las piernas. Estos movimientos se asocian con despertares parciales o completos, sin que el paciente se percate de ellos, lo que interfiere gravemente con la calidad del sueño. Este trastorno se presenta entre los 20 y 40 años de edad, lo presenta un 5% de la población, se asocia a causas genéticas[8] y requiere tratamiento neuropsiquiátrico[9].
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